Tú, ingenioso hidalgo

En Rocinante ibas cabalgando,

tú, ingenioso hidalgo,

con tu buen amigo Sancho.

Por un lugar de La Mancha,

unas veces explorando

y otras veces batallando.

Sancho veía molinos

y tú, enemigos malos.

Sancho veía a una fea criada

y tú a una hermosa dama.

¡Ay! Alocado Don Quijote,

que tu mente no descansa,

deja en paz ya a los libros,

deja en paz ya a tu lanza.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *